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martes, 14 de diciembre de 2010

De aeropuertos II. Despega como puedas.

El silbido alegre del vecino de asiento no paró hasta que el sobrecargo anunció que el avión comenzaba el aterrizaje y había que apagar y desconectar todos los aparatos electrónicos. La azafata dijo por última vez a la pasajera que sentía mucho que se estuviese helando. Ya tendría tiempo de quitarse el vestuario de invierno para no ahogarse en el atufador calor de la calefacción del aeropuerto. O no, con las carreras para no perder el siguiente enlace quizás tuviese que respirar pausadamente para no agitarse mucho y no sufrir un choque térmico. Bueno, aún hubo tiempo para comprar un libro y tomar un café antes de montar en el siguiente avión. Vuelo tranquilo. Llegada puntual, ¡ni que fueran británicos!
Ay, pero ya se sabe que los aviones, sus horarios, sus limpiezas, sus empleados son tan…especiales. La puntualidad británica se retrasó dos horas en el viaje de vuelta. Dos horas de las cuales una y media los tuvieron sentaditos en el avión esperando el despegue…Era martes, no había puente, ni festivo, ni media España volaba de vacaciones. ¿Tonses? Que diría el guay…lo de siempre, la llegada tardía del avión, la limpieza, la carga del catering, el embarque de los pasajeros, el slot…blablablabla. Las explicaciones se fundían con el hilo musical. Los minutos pasaban y se iba instalando la certidumbre de que aunque los milagros existen, y no es burla, el vuelo siguiente despegaría sin unos cuantos pasajeros. ¿Y qué? Después de todo no es ninguna novedad, es lo cotidiano, tanto que hay quien no programa desplazamientos, si puede elegir fechas, claro, para los días de mucho jaleo vacacional. Da igual, se maquillan las huelgas encubiertas, se le echa la culpa al tiempo (contra eso sí que no se puede luchar)…y sí, el tiempo empezaba a empeorar en el punto de partida, pero mejoraba en el de llegada…bah, no llegamos, pensó nuestra pasajera y pensaron los pasajeros que tenían que enlazar con cualquier punto del planeta… no, bueno, si el siguiente sale como es habitual con retraso y no hay que atravesar todo el aeropuerto en trenecitos, quizás…disculpe, ¿sería tan amable de informarse sobre mi próximo vuelo? Como no, en un ratito le digo, gracias, sonrisas…no sólo informó personalmente el auxiliar de vuelo, sino que el comandante o capitán o el piloto, vaya, comunicaron por megafonía cada una de las puertas de embarque y…caramba, a pesar del retraso de casi media hora con el que tomarían tierra su avión todavía no había despegado!! Qué bien, por fin un retraso a favor del pasajero!!



Ay, ay, ay, cuánta ingenuidad es capaz de segregar el ser humano, es tierno y encantador, después de todo, y ay, ay, ay, cuánta indignación y vocerío puede vomitar delante de un mostrador, frustrado por el engaño, frustrado porque alguien decide no dejarle volar, no llegar a su destino, no cumplir sus horarios, sus compromisos, sus anhelos, sus trabajos, sus familias, tendrán que esperar a que la compañía los aloje en un hotel que le venga bien, a la cía, claro, y meterte en el primer avión del día siguiente. La hora da igual, no te permiten siquiera dormir decentemente, porque si ese alguien decide que te levantes a las 5 o las 6 de la madrugada, te tendrás que levantar si quieres coger el avión sin tener que pagar un billete nuevo. Da igual que tú hayas elegido el vuelo perdido por el horario, por precio, por conexiones…la conveniencia de la cía prima y tu tienes que perder doce horas en un lugar que no es tu destino…Pero no echemos todas las culpas a las compañías, lejos creo queda la encubierta huelga de los pilotos, otra pesadilla, pero pan nuestro de cada día es la de lossss ______eeeeeeeeesos, esos, pero todavía alguna señorita o señora por condición, edad y apariencia, todavía te reta por la mañana a media hora del supuesto despegue que por qué no nos creemos que no tienen nada que ver, mejor cállese y no discuta, pensó, pero dijo por favor dígame si despegamos hoy, a la hora, o dentro de dos horas como me han dicho en el mostrador de atención al cliente, tras haber pasado por el mostrador de facturación para confirmar que el equipaje facturado desde el día anterior no vagaba perdido por el aeropuerto y se encontraba en la bodega del avión…ah, sí esa fue otra perla para empezar la mañana sin dormir apenas a bajo cero y a punto de nevar: el equipaje estaba localizado para el embarque pero todavía no se sabía en qué avión, jajajajajajaja, ¿cómo dice? Pues que no hace falta que corra, que el vuelo está retrasado en principio para dentro de 3 horas…pero no se sabe…¿qué es lo que no se sabe? Nada…pregunte dentro de unos minutos a ver si se ha aclarado la cosa.

Estupendo. Obediente, la pasajera se dirigió al mostrador de atención al cliente. Buenos días, bueno, para quien los tenga, porque no empiezan muy bien…y le cuenta a la de turno con cara de poker que sin inmutarse hace alguna gestión que culmina la compañera, más amable por cierto. Pobre, con mucha eficiencia comunica que tienen problemas con un programa de ordenador nuevo y que el avión pequeño programado ha pasado de una pasarela de embarque a otra, que han asignado otro aparato, que el embarque será por esta zona y por zona se entiende que no hay que cambiar de terminal. Un detalle, porque al parecer el vuelo no está retrasado y sigue en hora y el embarque debe efectuarse en cualquier minuto. Pregunte de nuevo pasada la aduana. De momento no le podemos ayudar más. Pero tampoco la retadora del mostrador siguiente, tras considerarse mejor que sus compañeras y tratándolas de súbditas ignorantes, tuvo capacidad suficiente para contestar a la pregunta del millón ¿embarcaremos? La retadora optó por el embarque de dos horas más tarde, es que es imposible que salga en hora, quedan 25 minutos…

Dos pasillos y un libro más, camino de tomar un cafecito para no echar la bilis, vuelve a mirar la pantalla de información de vuelos… ¡¡¡Hacía siete minutos que estaban embarcando!!! y al atinar a qué puerta tenía que dirigirse el desasosiego, la rabia, la impotencia y las ganas de zarandear a alguien casi la dejan paralizada pegada al carrito que cargaba el abrigo peludo, la mantita, el jersey y le rebequita de angorina. En milésimas de segundo reaccionó y se lanzó a la carrera empujando el carrito por tramos de cinta mecánica. No iba a llegar, la nueva puerta quedaba a diez minutos!! No pueden atreverse a dejarme en tierra. No cuando he preguntado en 3 mostradores. Cuando me han dejado tirada desde ayer, cuando estoy sin dormir y cuando mis maletas están confirmadas en el limbo del embarque. No me lo puedo creer, ¿qué seré capaz de hacer si me dan con la puerta en las narices? La pasajera estaba pasando por delante de la puerta de embarque pero no podía salir de la cinta mecánica. Agitó la mano. La situación era de película. Estoy aquí, balbució sintiéndose incluso culpable. Segura de que la habían visto, aflojó el paso. Tenían prisa, encima. Pues tendrán ustedes que esperar a una señora mayor que viene asfixiada detrás. Por cierto ¿han embarcado ustedes mi equipaje? La pasajera ya no sabe qué fue lo que realmente ocurrió y lo peor de todo es que dejó de importarle. Tras un par de días dando explicaciones del retraso de un día para un viajito de menos de 5 horas, que estaba agotada por el trastorno, los nervios y todas las emociones viscerales y contradictorias que el ser humano experimenta en tales situaciones, no pudo digerir lo ocurrido tres días después en los aeropuertos españoles y en el espacio aéreo español. Simplemente, su sistema no podía tragarse ni una discusión más a cuenta de lo que ocurre en los aeropuertos. Y se puso en huelga de comentarios en la reunión de amigos.

2 comentarios:

  1. Toda una odisea la de tu pasajera. Y muchos nos sentimos identificados con ella. Ahora, lo que más me ha gustado es la cantidad de cosas que lleva para soportar el aire acondicionado, del que yo mismo he sido víctima en algún que otro vuelo. Y no hacer caso de los consejos de quien me decía, lleva un jersey o bufanda, a pesar de estar en pleno verano. Qué angustia tanto mostrador y tanta carrera! Has contado con humor algo que es para acabar de los nervios. Y la huelga de comentarios con los amigos me parece lo más je je je

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  2. Jajaja...nena, adoro a tu pasajera. Muak

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