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miércoles, 20 de octubre de 2010

Lo que va de otoño

Otoño en Thomery, de Mª Padrón
Tras la batalla del aire acondicionado, la convalecencia ha pasado entre hojas de colores ocres, rojos, todavía algunos verdes intensos y los reflejos de una luz muy poco usual a primeros de octubre en los alrededores de Paris, Francia. Manga corta y sandalias para disfrutar de unos 25 grados de temperatura, mientras en Canarias un temporal levantaba olas de más de 10 metros a 30 grados en la zona norte, tampoco han sido cosa común, aunque bien parece que será lo corriente. Llegar a tiempo de coger un avión a un aeropuerto resultó ser una utopía. Los atascos a 30 km de la capital francesa no tuvieron que ver con que fuera lunes, aunque el estar parados en una carretera de 3 carriles durante 45 minutos bien podría apuntar a un tremendo accidente. Cerrándole a uno la puerta de embarque en las narices, resultó que por la huelga del 12 de octubre no quedaban plazas en ningún vuelo de ese mismo día. Los milagros existen, pero para darle más emoción al tostón de viaje que estaba teniendo, no era seguro que se pudiese aterrizar en Los Rodeos. Una maniobra de aproximación frustrada levantó la proa del aeroplano que tras una larga vuelta tomó tierra en TFS. Niebla, vientos racheados, lluvia…noticias de telediario y portada…a los mineros de Chile los sacarían de su encierro subterráneo de dos meses, en medio de un circo mediático que ya casi nos pasa desapercibido de tan corriente. En la garganta de L’Ardèche un espeleólogo llevaba sumergido una semana, pero no tuvo suerte…En las páginas interiores, cuentan que a un famoso peluquero lo ha echado de su empresa su propia hija. Y unas líneas más allá, otra hija de la mujer más rica por su marca de cosméticos también pretende quitar de en medio a su madre...¿será contagioso? huelgas, atascos, cánceres, corre,corre,corre...

En lo que va de otoño, las estrellas, nebulosas y planetas de otras galaxias capturadas en “Sorpresas del cosmos” por las lentes de los telescopios del Instituto de Astrofísica de Canarias clausuraban su exposición en el Instituto Cervantes de Sydney celebrando entre humos purificadores la bienvenida de los aborígenes australianos http://www.cervantestv.es/informativos/2010/octubre/informativo_458.htm

Roque de los dos hermanos, al fondo
(Mª Padrón)
Imágenes de largo recorrido, años luz de distancia intergaláctica y costumbres ancestrales compartiendo espacio y tiempo... como dos hermanos que miran atónitos cómo el dinerito gastado por la administración lo devoró el mar en un atracón, tan solo otoñal, de piedras y arena que borró el camino de la costa que tan esmeradamente habían delimitado con unas piedritas, un trabajo que ha durado un par de meses para nada, cuando lo que los usuarios piden es que se adecente un poco la calzada, sin grandes obras, sin alardes, que los vehículos puedan pasar simplemente,  cosa por cierto que en estos días tras el temporal de mar no es posible, para disfrutar de la naturaleza en estado puro y sin edulcorar ni redecorar ¿quizás para el año que viene?



sábado, 2 de octubre de 2010

La batalla del aire acondicionado.

El termómetro marca 40º C en el exterior. El sol rompe con sus rayos cualquier medidor inventado por el hombre. La sombra no cubre las necesidades de protección solar. Detrás de las gafas polarizadas, bajo un sombrero y cubiertos los brazos con mangas o pañuelos extra largos, sintiendo las gotas de sudor goteando de las pestañas para rodar por las mejillas y encontrarse con las que caen por las sienes, no entiendes cómo se puede retener líquido con el que estás desprendiendo. Cuando crees que es imposible encontrarse peor y superado el “no voy a poder soportarlo”, cuando tu cuerpo, aunque sea muy lentamente, se va adaptando a la nueva temperatura al nuevo no aire, un paso te separa del mal aire. ¿El mal aire? Sí, esa ráfaga que te hace gritar aterrorizada – en medio de una discoteca abarrotada a punto de saludar a alguien que te están presentando – ¡uuufff, vendaval! O que en los grandes almacenes te obliga a ir con abrigo de invierno en pleno agosto,en el hemisferio norte, a pesar de lo cual la nariz no deja de gotear y los ojos a llorar por lo estúpido y absurdo del brusco cambio de temperatura exterior-interior. Incluso en el cine, costumbre perdida de ver las películas en pantalla grande por culpa del aire acondicionado. Ni el chaquetón, ni la mantita por las rodillas consiguieron evitar la congestión nasal y la transformación en faringitis y bronquitis. Ahora se impone también la exageración en teatros y auditorios. O sale por debajo de los asientos amenazando a las zonas bajas, o te perfora el tímpano si dejas las orejas al descubierto. La agresión airosa ha condicionado la vida de muchas personas cuyos organismos no toleran esos cambios de 18º en el interior en verano y los 33º de las calefacciones en invierno. No al transporte público y sí al uso del coche privado por la sencilla razón de que un trayecto de dos minutos, qué digo, según terminas de validar el billete, ya te dio el espasmo. Y entonces la anécdota de llegar al trabajo por las mañanas con una chaqueta roja de, digamos, entretiempo, en una isla caracterizada por los contrastes naturales debidos a la orografía y la altura sobre el nivel del mar, se convierte en la rutina de cualquier estación del año, más o menos exagerada para el resto de los mortales que incluso se atreven a tildarte de generadora de malas energías. Un mal aire los barrerá a todos por lo listos que pasean por el mundo, manejando los aires sin sutileza ni sapiencia. Pues la recomendación de los técnicos es que para un buen funcionamiento la variación debe estar entre los 5 ó 6 grados. Moderación, como todo en la vida. Pero la moderación no se exporta ni importa. En un país de grandes contrastes, de importantes cambios en estos tiempos como Marruecos, de los aires controlados en las medinas por pasajes estrechos y sombra de cañizos y hojalata y unos maravillosos techos artesonados, se pasa al descontrolado aire acondicionado de hoteles y tiendas grandes. Al final te chafan el viaje los mocos y no los moros que quieren venderte pañuelos…Un calco de lo que pasa en España, vaya. Atchiiiis!