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lunes, 19 de noviembre de 2012

La condición humana

Valentina me acaba de llamar emocionada: por fin, pasó la barrera física y psicológica del número que marcaba la pesa de su cuarto de baño. Contenta como unas castañuelas fue al armario de los vestidos de fiesta y se probó el de seda verde entallado del año pum. Genial! Ya podrían celebrar la fiesta que tenían en mente y en la recámara desde hace un par de años. Esto que puede parecer una tremenda frivolidad, y más en estos tiempos tan convulsos que corren, no lo es. Puede ser algo ñoño como ejemplo, pero el fondo es la satisfacción por un esfuerzo realizado. Indudablemente, el hecho de no haber cogido un avión en los últimos dos meses ha tenido algo que ver y es que el aire engorda, como le confirma la doctora, porque lo que hay que hacer es comer bien y solo lo que nos sienta bien, en eso estamos muy de acuerdo. Seguimos contándonos cosas y resulta que este otoño está bien movido y pasado por agua, necesaria y querida, pero tan de golpe y continuada que no da tregua para una adaptación al cambio de estación. Las carreteras cortadas, los pueblos incomunicados y una pesadez corporal, mental y emocional parecen ser los síntomas premonitorios de un final de año aún más movidito. Se auguran cambios muy importantes y eso, por supuesto, genera gran incertidumbre y ansiedad. Sin embargo, no siempre el cambio es para peor. La mayoría de las veces es para mejor, aunque nos cueste un sufrimiento aceptarlo. Comentamos que estas últimas semanas en que no he compartido nada en el blog, no ha sido por sequía informativa, sino por lluvias torrenciales de actividades y trabajo, afortunadamente. La obra social de Cajacanarias tiene un “Otoño Cultural” muy atractivo, como suele ser, y entre otros han venido Ian Gibson, el biógrafo irlandés afincado en España desde el siglo pasado dando un repaso con Juan Cruz a la historia y las historias de poetas y artistas como Lorca, Dalí y Buñuel, a la libertad de conciencia de la que habla Cervantes en "El Quijote", de la dureza de la vida en España y dejando en el aire la pregunta ¿cuándo ha tenido paz este país?; Tomatito con su guitarreo magnífico y su fantástico cuadro flamenco con bailaora incluida, elegante y con fuerza, preciosa; y Vicente Del Bosque con su permanente sonrisa y su buen talante, a pesar del ajetreado viaje que había tenido bajo un temporal de lluvia y mala mar de Ceuta – Algeciras- Sevilla- Tenerife- El Hierro, donde por fin el tiempo les dio una mini-tregua y pudieron disfrutar de los paisajes y el cariño de la gente de la isla del meridiano, sin usar paraguas. Ya de vuelta en Tenerife dialogó con Anelio Rodríguez sobre la condición humana en un encuentro entrañable y sin prisas, reivindicando la lentitud frente al correcorre frenético de estos tiempos.

Condición humana que hay que modelar poco a poco con conocimiento y cariño, mejorando la comunicación personal, en la empresa, en la sociedad, para ser más felices y vivir en un mundo mejor, más equitativo, más justo, más solidario, comprensivo y libre. Utilizando herramientas como la Inteligencia Emocional, la Programación Neurolingüistica, la Comunicación para el Desarrollo, la Meditación y el Dzogchen (“Total perfección”) como explica en su charla el lama tibetano Chögyal Namkhai Norbu, y haciendo buen uso de la nuevas tecnologías y las redes sociales quizás consigamos alcanzar la Utopía...



Ahora, si me lo permiten, me voy a ver a Rafael en el Auditorio de Tenerife…Escándaloooo