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martes, 26 de julio de 2011

Verano bajo la gran nube gris tras el Plácido Il Postino de Catán

Estoy en mis maravillosas islas en donde no se puede dormir más que entre 3 y 4 horas desde hace dos semanas...las fiestas y el escándalo hasta las 4 o 5 de la madrugada y los ataques por limpiar de los servicios de limpieza del ayuntamiento a las 7’30h. con una expiradora de aire que hace tanto o más ruido que una motosierra lo impiden aún con el uso de tapones en los oídos... en fin, que ayer salió el sol y por fin un ratito de playa disfrutamos, la verdad, el agua está buena y los rayos quemando un poco el cuerpo y el refrescante zambullido posterior, le devuelven a uno la salud. A veintiséis de julio, la piel luce todavía su blanco porcelanoso y los músculos se resisten a tomar contacto con el agua marina para nadar durante los 20 minutos de media para mantenerlos a tono. Al fin y al cabo con los iones que sueltan las olas al romper en la roca ya va bien. Bueno, eso a alguno, porque otros están desde el amanecer de Dios saltando y gritando de gusto incluso bajo la lluvia veraniega que se ha impuesto como moda últimamente por estas latitudes, en la isla de la gran nube gris…Nueva Zelanda es llamada por los maoríes Aotearoa, “la tierra de la gran nuble blanca”

Costa norte de Tenerife, Islas Canarias

No parece haber medida con este cambio de tiempo loco y majadero, recuerda a la pobre Amy tan perdida que ni se encuentran los motivos de su muerte, según dice la prensa, y tampoco importa una vez muerta. Que descanse en paz donde quiera que se encuentre y quizás allá se sosiegue junto a las almas que han perdido la vida terrenal en Noruega por culpa del siroco de otro humano trastornado probablemente por falta de sol y mar templado, desquiciado por el ruido de la ciudad y la civilización contaminante con sus excesos de todo, de tanto y por tanto, que no mira a su alrededor festejando la belleza de una flor o la brisa fresca o el arrullo de las aguas de un arroyo en medio de un desierto cada vez mayor y más extendido que mata a miles de personas de hambre y de sed, sobre todo en África, en ese cuerno hermoso, seco y mutilado por las guerras y la codicia de unos que obliga a huir a otros…http://www.survival.es/

El equilibrio…cuán vital y difícil de encontrar…pasamos la vida, al menos media vida, buscándolo cada cual por su camino y opinando y sintiendo el de los demás…Trastornos mentales, emocionales, físicos que nos gritan al oído sin dejarnos dormir como los de la motosierra mañanera o la verbena chumpchumpcum retumbando en las paredes del salón –como ahora mismito a las dos y media de la tarde- del dormitorio, de la cueva, del refugio invadido por las voces desquiciadas y borrachas y afónicas amenazando al prójimo que le birló una blackberry bajo el balcón a las 4 de la madrugada…


Los gastos de sanidad se recortarían drásticamente si se controlasen los niveles de contaminación acústica, lumínica y del aire. Todas contaminaciones distintas, pero igualmente nocivas. El chumpuchumpuchumpuchumpuuu durante doce horas más las únicas tres o cuatro de sueño, no solo provocan sequías y cambio climático, arrasan a diario con la vida de seres, humanos o no, que habitan el planeta, primero se atenta contra su derecho al descanso, a la calidad de vida, al trabajo y a la vida, simplemente por la falta de sueño y la desorientación ampliamente demostrado que provoca accidentes…después se complica acabando con matanzas sea en Noruega, el cuerno de África o el sur de Marruecos con un avión estrellado y otros setenta y tantos muertos…

Lucien Freud en su taller
También estos días dejó este mundo el nieto de Freud, Lucian, tras toda una vida buscando el hiperrealismo de los cuerpos desnudos que posaban en su estudio durante días, meses, incluso años tratando de capturar la personalidad del modelo. Estos días se exponen en la Galería Faurshou de Pekin la pintura David y Eli y diez fotografías de David Dawson, a su vez pintor, fotógrafo y asistente de Lucian Freud, que muestran el día a día del pintor en su estudio londinense.



Desnudez, exilio, belleza, sufrimiento y pasión en la obra de Pablo Neruda interpretado, como él sabe y puede, por Plácido Domingo en la ópera de Daniel Catán “Il Postino” basada en la película de “El cartero de Neruda”…Cristina Gallardo- Domâs como Matilde y Daniel Montenegro como Mario Ruoppolo. Magníficos sobre el escenario del Téâtre du Châtelet en París…quedan en el recuerdo...


Il Postino, Tèâtre du Châtelet, París

Tema: Vuelvo al mar      

Yo vuelvo al mar
envuelto por el cielo
El silencio
entre una y otra ola
establece
un suspenso peligroso
Muere la vida,
se aquieta la sangre
Hasta que rompe
el nuevo movimiento
Y resuena
la voz del infinito
Quiero estar en la muerte
con los pobres
que no tuvieron tiempo
de estudiarla,
mientras los apaleaban
los que tienen
el cielo dividido
y arreglado.
Tengo lista mi muerte,
como un traje
que me espera,
del color que amo,
de la extensión
que busqué inútilmente,
de la profundidad
que necesito.

Pablo Neruda

martes, 19 de julio de 2011

Desde China…con avatares, tormentas y ganas de un café

Mucho antes de que cantara el gallo, Catalina se despertó con el tronar de los truenos, relámpagos, rayos y centellas que amenazaban furiosos con echar abajo el cobijo que las hospedaba. Era el mejor hotel de Phoenix City y por suerte para ellas estaba muy limpito. La cama era una tabla de celda de convento que tuvo a Catalina toda la noche desclavando las lumbares de la funda de seda que estiró primorosamente antes de acostarse. Agustina llevaba rato también sobre la suya tratando de encontrar la altura de la almohada poniéndole toallas debajo y dando vueltas a su esqueleto para poder abandonarse a los brazos de Morfeo. Agustina se reía, pero le dijo a Catalina que había tenido razón en sus predicciones y previsiones. Pobre Agustina, ella esperaba un hotelito rural monísimo de la muerte en medio de una montaña. Catalina viendo lo que había por el camino, la preparó para lo peor. Estaban en la China profundísima. Inmersas en todos sus repulsivos olores, sus basuras por doquier y los ccccccccccjjjjjjjjjjjrrrrrrrr previos al esputo expulsado con o sin discreción cada segundo y medio. Pero eso era lo habían querido, viajar fuera de las ciudades globalizadas de rascacielos y tráfico desmedido. Querían ir a las montañas, ver naturaleza. Habían salido del hotel de Zhangjiajìe, donde las habían custodiado como a princesas herederas en la piscina, creyéndolas integrantes del equipo de natación, en coche privado con chófer, por supuesto, quien masticaba una goma como de caucho que al parecer es cancerígena, y que desprende un olor alcanforado que te deja las narices abiertas durante todo el viaje. Cuatro horitas de nada si no hubiese sido por los saltos de tocar el techo, los adelantamientos en las curvas y en cambios de rasante sin que se viese absolutamente nada, pero, eso sí, tocando la pita (claxon) como si les fuera la vida en ello. En realidad, sí que se la juegan…El muchacho chino que hace de chófer no ha querido dar su nombre, Agustina y Catalina decidieron llamarlo Ratín, por su carita de ratón. Cada vez que Catalina le pregunta Wo jiào shenme mingzi? Ratín coge el teléfono móvil y confirma que ambos tienen sus respectivos números, just in case, de que ellas se encuentren en algún apuro. Se supone que eso no va a ocurrir, porque Dios quiera que no tengan que hacerse entender por teléfono uno hablando en chino y otra en inglés aderezado con unas pocas palabras de mandarín, pero más vale prevenir que “ay, si hubiesemos…”. Ratín era limpio y tenía también muy limpio el coche. Pasaría las dos noches en Fenghuang (Phoenix City) esperando por las turistas europeas. Helen, la guía de Zhangjiajíe, les advirtió que dos noches era mucho para pasar en Fenghuang, que con un día sobraba y que sin embargo había un pueblito de otra etnia, los Miao, que valía la pena visitar. Catalina y Agustina le explicaron, otra cosa es que lo entendiera, que el viaje exprés lo había organizado su amiga Chen, que estuvo en la zona hacía algunos años y que ya no iban a estar cambiando los planes, sobre todo, teniendo en cuenta que hay billete de avión de vuelta por medio y es para las 22’00h del 7 de junio…Además, ya nos le quedaba mucho por ver en Zhanjiajíe. Se habían pegado una paliza de 6 de la mañana a 5’30 de la tarde el primer día, caminando más de 7.5 km del último tramo, cogiendo teleféricos gozando de un espectáculo muy bonito sobre la vida de la etnia de los Tujiá, en medio de las montañas que llevan al lago.


Precioso.Y lloviendo y todo, los bailarines, actores y luces de láser representaron una función estupenda.
Catalina y Agustina pensaron que quizás fuese buena idea llevarse a unos chinos a la isla para que organizasen la gala de la reina del carnaval, jajajaja, de lo más entretenida la hora y media que duró. Agotadas llegaron al hotel después de negociar con la guía, que generosamente quería dejarlas dormir hasta las 7, que para salir a las 8 y hacer cola de una hora para el teleférico, saldrían a las 9 y no cogerían cola, jajaja, bien jugado. Les esperaba otra excursioncita de una hora y 40 minutos, que siempre se alargó porque se paraban a comprar saquitos bordados de recuerdo y el paso era muy moderado para no resbalar y romperse ningún hueso. Llovía a cántaros, como si hubiesen abierto todos los grifos en el rodaje de una película en medio de un paisaje frondoso y embrumado hasta no dejar ver los picos que James Cameron usó en su película de Avatar.

"Montañas de Avatar", Zhangjiajiè.
Cuando ya parecía que el paseo por las alturas de 1000 - 1200 metros se iba a quedar como “lo importante es el camino no el fin” cuando en la última plataforma se abrió la bruma blanca y espesa para dejarles ver el magnífico y misterioso paisaje de las rocas de 700 metros copadas por unos árboles muy verdes que consiguen crecer en los riscos porque son de arena compactada por los millones de años que hace que hubo un mar que se secó y que dejó muchos fósiles de la era de los dinosaurios en China, y que un movimiento tectónico dejó al aire los picos que el tiempo, el agua y el viento han ido erosionando con formas de película.
 Catalina y Agustina se fueron a media mañana a descubrir el pueblo que a la luz de la noche habían visto al llegar. La tormenta había dejado encharcadas las callejuelas, el río fluía revuelto, pero todo parecía seguir su curso normal.
 
Fenghuang
Muchos jóvenes chinos paseaban sacándose fotos y mirando curiosos a las extranjeras, que se habían acostumbrado a ser observadas con todo descaro. El aguacero no se había llevado la basura –por no usar otro término- acumulada en todos los rincones. El estómago se les revolvía más y más al pasar por delante de los restaurantes que muestran sus productos comestibles con orgullo: los vegetales en estanterías y los animales en palanganas conectadas a una fuente de agua a través de mangueras donde las ranas, saltan y croan, los peces intentan nadar antes de convertirse en pescados y los cangrejos, picudas y nos se sabe cuántas especies más están abanderillados listos para ser asados en el wock de apestoso aceite refritado. El arroz blanco cocido a granel lo sirven en un bol ayudándose de una espumadera y la mano- no se sabe si limpia, sucia o qué-. Y así un establecimiento pegado a otro. Y no estaban sucios, no, las mesas estaban despejadas con aspecto de limpieza, pero…con nauseas y los escrúpulos gastronómicos aflorando a borbotones decidieron ir al hotel a comerse la latita de sardinas que guardaban como un tesoro para tiempos difíciles. Esos tiempos habían llegado. Era más de lo que podían soportar y se valieron de la brújula para encontrar en el mapa poco claro dónde estaban ellas y dónde el hotelito, al este…estaban desorientadas. Sudando a veintitantos grados de temperatura en medio de una humedad de clima subtropical llegaron al borde de una fatiga a su habitáculo. ¿Qué tenemos en la despensa? Quedan 4 latas de sardinas, dos planchitas de jamón, el chorizo mejor tirarlo por el calor que está sudado, 2 manzanas…bueno, nos comemos una lata de sardinas con las obleas de castaña y de postre unas lonchitas de jamón, para dejarlo para la cena o el desayuno de mañana, decidieron. Empachadas, se tumbaron un ratito a reposar el almuerzo, el calor y la humedad. Catalina aprovechó para ver un capitulito de la telenovela y después de una buena ducha volvieron a salir para ver si encontraban un vasito de leche, más que sea…no era por la celiaquía de Agustina que estaban tan remilgosas, también el estómago delicado de Catalina las mantenía alejadas de cocinas ajenas.
Atrás quedaban la cueva de 1.600 escalones para rematar la excursión de un par de hora…el picnic reposado con paseíto en barquito en el lago del Palacio de verano -abarrotado de turistas chinos hasta la bandera con otra escaladita a la colina de la longevidad(si la subes serás eterno porque estás en plena forma,jajajaj), la estafa del taxi a la vuelta y con la calentura compra de maleta en 5 minutos sin demoras en el regateo…estafa con los teléfonos móviles, casi viaje al aeropuerto sin pasaporte que se quedó en un bolsillo del bolso fresa dentro de la maleta…Y para más acción, tras 7 horas en el aeropuerto de Zhangjiajie para volver a Pekin, a la una y media de la madrugada las mandaron a un hotelucho de 4 estrellas que se les debieron caer en el siglo pasado, pero al menos durmieron un par de horas para levantarse a las 5 y salir en el vuelo de las 7…que fueron casi las 8 de la mañana. Al llegar a la mansión de Pekin, las recibieron primorosamente en el siyehua, era como estar en casa y les habían dejado una habitación deluxe en compensación…maravillosa tarde de comer muy bien allí mismo, dormir una larga siesta, preparar maleta para dejar y otra para Shanghai, cena rica y a dormir…

Al día siguiente, tomaron otro avión ahora con Chen en silla de ruedas y con dos muletas para sortear los escalones que son infinitos. No hay consideraciones para con los discapacitados, salvo para facturar y subir al avión…

Ya en Shanghai, la agenda se apretó y los eventos cenas con amigos, personalidades de distrito y apertura del Festival Internacional de Cine de Shanghai, no han tenido tiempo más que de ir al sastre dos días, porque la tentación de las sedas y las hechuras a medida son difíciles de resistir…

Cargadísimas de experiencias, sensaciones, risas y avatares buscan ratitos sueltos para tomarse un respiro. A pesar de la lluvia y la humedad, todo es fantástico y hay incluso sorpresas con vistas a proyectos en los que los chinos están muy interesados…Agustina ya duerme como un angelito, super Chen está leyendo y Catalina confía en conseguir conciliar el sueño…

Buenas noches, buenas tardes, buenos días…continuará…

lunes, 11 de julio de 2011

Desde China...con prisas

Catalina notaba cómo pasaba el tiempo en sus ojos, no solo ante sus ojos, que también, sino en que cada día le costaba más leer el mismo tamaño de letra que hace poco leía sin dificultad. Sentada sobre la cama china del Siheyua donde se hospedaba, trataba de ponerse al día con todas sus emociones, sensaciones, escritos, correspondencia y lecturas que en los ocho días que llevaba ya en la ciudad de Beijing se le escurrían como el tiempo. El tiempo…las horas de más y de menos en los viajes de un continente a otro desvencijan los cuerpos como el tiempo cambiante las maderas viejas haciéndolas crujir. La llegada a las 6 de la madrugada a Pekín, tras 11 horas y media de avión que transcurrieron plácidamente, sin tormento alguno, mostró una ciudad despierta y activa a pesar de ser sábado. Los atascos cerca de la estación de tren confirmaron las informaciones: el tráfico en Pekín es terrible. Tanto que los que tienen casa fuera si tienen que hacer muchas gestiones por unos días optan por pernoctar en algún hotel del centro.

 
Ciudad Prohibida

Los primeros días Catalina y Agustina hicieron varias visitas con Federica a la Ciudad Perdida nada más aterrizar y con calor, a la Gran Muralla afortunadamente por una de las estaciones con teleférico y sobre todo un par de visitas de un par de horas laaargas al mercado de la seda donde el regateo las dejó no solo extenuadas, sino algo enfadadas por la birria de teléfonos móviles que les habían vendido y los gritos que soltaban en medio de la transacción económica. Los locales te dicen que si te piden 100 tu pagues 10, pero hasta que deja de afectarte el teatro que se monta el vendedor de turno lo pasas francamante mal, sobre todo cuando encuentras un bolso que llevas buscando mucho tiempo por lo práctico, mono y fácil de meter en la maleta. También hubo un par de reuniones de trabajo con vistas más bien a ver las posibilidades de entablar relaciones permanentes con este país tan dificil. Porque anda que es duro este pueblo. De todas maneras, como todo ser humano, burro cargado busca camino y con cuatro palabritas en chino mandarín, el inglés mejor o peor por ambas partes y el universal lenguaje de la mímica y los gestos exagerados que refuerzan lo que quieres conseguir, todo se alcanza. Eso sí, llegando a la cama algo más que destrozado.

La sospecha de que la libertad de navegación por internet era limitada se confirmó nada más llegar. No hay acceso a blogs ni facebook, pero al menos los correos privados funcionan...cuando quieren...pero no va tan mal. De todas formas, Catalina estaba tan faltita de tiempo para todo lo de escribir algo coherente, que la limitación hasta le vino bien para quitarse un poco el estrés de no ponerse al día.

Courtyard 7, Beijing
Cuando Federica se marchó de vuelta a España, Agustina y Catalina cambiaron el hotel estupendo de 5 estrellas de moquetas y aires acondicionados por una habitación estandart en una casa con patio -Siheyua- de las que en la antigüedad usaban los funcionarios y personas acaudaladas. Con la revolución cultural vinieron a menos y fueron viviendas para varias familias...el resultado es que aseguradas de que la elección del hospedaje estaba en muy buena zona y era muy bueno (daban un 9.4 los visitantes de distintas webs de viajeros) la entrada en taxi por un callejón en ruinas las dejó sin respiración hasta que vieron una serie de tienditas de artesanías y cosas monísimas, con mucho gusto y muy transitadas. La taxista no encontró la callejilla del siheyua y las dejó a expensas de la mano de Dios para que encontraran el alojamiento en chino, inglés o gestos. Catalina creyó partirse de la risa cuando Agustina le gesticulaba a un chino chino pa dónde era la dirección que le decía que pa la derecha y pa la izquierda...ellas llegaron y el lugar tras los muros que ahuyentan a los malos espíritus según el fengh sui de la época fue como un oasis en el desierto: cañas de bambú aireando los muros que separan los distintos patios a los que dan las habitaciones, arbolitos en terreros... La número 23 estaba en una esquina del recinto, al fondo, pero tiene un patio particular con sus dos sillas de mimbre, su mesita de cristal y una mesa de madera tallada en un tronco que era una preciosidad con sus banquitos. Cuando están en la habitación dejan la puerta abierta y es que ellas son más del campo que las amapolas. En resumidas cuentas, están encantadas de la vida.

La convivencia es estupenda y todo fluye como si el universo se hubiese confabulado para que los buenos sueños se hicieran realidad. La premura con la partieron de España les impidió organizar el viaje y a salto de mata y de suerte han ido pasando los días en la ciudad de Pekín más con cotidianeidad que con la agenda apretada de micralax. Agustina ya hizo contacto con una pintora - Ms.Liu Jie-que expone estos días en el Museo Nacional de Arte de China, en una visita que hicieron el sábado por la mañana antes de su clase de caligrafía china. Muy interesante su obra de tinta sobre papel. Ya se verá si sale un intercambio entre artistas.

En la Ciudad Prohibida

La aventura del metro les jugó una pequeña trastada al no haber desembocado en el Templo del cielo sino al ladito según el mapa, un pateo por la zona nueva de Quianen Dajie las dejó pa coger un taxi de vuelta a casita, además había que conseguir habitación en otro sitio para la noche del 8. La despensa que trajeron de España todavía tiene abastos: jamón de guijuelos, atún, sardinas, pan de maíz, de castañas, orejones para alimentar a todos los soldados de terracota de Xian, frutos secos, chocolate y dos botellas de vino de la Rioja- cortesía de Federica-, vamos que con la comida del Siheyua que tiene platos occidentales van escapando estupendamente, aunque lo de "comida natural sin salsa" no consiguen entenderlo ni leyéndolo en chino.

Los planes inmediatos son del 2 al 7 en las montañas de “Avatar”, 7 y 8 en Pekín y el 9 Shanghai, en principio hasta el 19, pero todavía sin billete de vuelta…La amiga Chen, que las había estimulado para ir al Festival de Cine de Shanghai, se partió 3 huesos de un pie el día antes de salir de viaje…con dos muletas y sin saber la magnitud de la mala pata, cogió aviones y realizó mil gestiones hasta que las radiografías mostraron la fractura, ya en Pekín. Dios las cría y ellas se juntan…a pesar de las dificultades Catalina y Agustina la convencieron para ir juntas a Shanghai y habrá que buscar una silla de ruedas y un vehículo de 4 para los desplazamientos, ya sea al cine o a los hermosos pueblos chinos de los alrededores. Chen es una persona estupenda y muy generosa y les está facilitando tremendamente su estancia en China. Hay cosas que no hubiesen podido hacer sin ella...¡Qué suerte!

La aventura de las antigüedades de muebles fue tan increíble que todavía están asimilando las maravillosas joyas de las dinastías Ming, Tang y Qing que amorosamente ha ido coleccionando el anticuario amigo. También hubo visita a otros dos almacenes donde con maderas viejas hacen muebles hoy y donde se cuela alguna ganga de antaño con nada menos que 500 años de historia…indudablemente, cuando las cosas se hacen bien son eternas…

Gran Muralla en Mutianyu
En fin, que Agustina ya entró en estado de relajación para coger el sueño - hoy no ha tenido que encaramarse a la cama para matar moquitos-, los dos perros haskins juguetean por el patio, se oye una música de algún lugar del hutong (zona de callejones) y el sueño se va apoderando poco a poco de la vida en la casa patio del Courtyard 7. 

Wan shang hao…buenas noches…good nigth…bona nit…bonne nuit


PD: todo son complicaciones para organizar viaje al Tibet y Bután...habrá que empezar a planearlo YA desde España.
Y, por cierto, a Catalina y Agustina les encanta recibir noticias de sus amigos aunque sean sobre el desastre político de turno, así es que desperecen sus telas de araña y cuénteles cositas...Besos