Esther Lozano necesitaba cambiar de aires, salir de Madrid, de España, de su mundo conocido, de su agenda de amigos, conocidos y contactos varios. Con la espontaneidad que la caracteriza, mientras conversaba con una amiga que estaba preparando las maletas, decidió que sería bueno dejarlo todo y marchar a las antípodas -imposible alejarse más -.”Oye, estoy pensando que yo también me voy. Después de todo, ahora que he resuelto los asuntos importantes que tenía pendiente, creo que será bueno para mí estar un año fuera…” Se olió que Australia le brindaría más oportunidades que Nueva Zelanda en cuanto a trabajo y conexiones con los medios de comunicación. No en balde se había licenciado en Ciencias de Comunicación Audiovisual, trabajado en la televisión, hecho un curso de realización de documentales, de fotografía – con exposición incluida -, y tocado algún que otro campo más. En fin, que aunque tendría que apuntarse a clases de inglés para mejorar su english y tener un punto de encuentro al llegar al país, el año que se había planteado de estancia en Sydney daría además para trabajar, y si era en lo suyo, mejor, claro.
Cuando Esther cogió el avión destino Sydney, ya sabía que no sería fácil trabajar en lo que le gustaba en un país como Australia o Nueva Zelanda, donde los permisos de residencia, de trabajo y de turismo son más que un sueño, una pesadilla. Picoteó en varios jobs que le permitían subsistir sin tirar en exceso de sus ahorros y conoció a Mónica Garriga, corresponsal de la agencia EFE. Mónica lleva diez años en Australia y tiene un postgrado en estudios australianos por la Universidad RMIT de Melbourne. Congeniaron muy bien y un buen día subieron al tren que las llevaría por el Outback, con su tierra roja, sus matorrales, sus serpientes, sus canguros, sus arañas gigantes - en realidad, todos los bichos allí son gigantes- y sus aborígenes, unos seres humanos respetuosos con la naturaleza y el universo en el que viven, con costumbres ancestrales pisoteadas hasta la extinción por otros seres, humanos también, que no respetaron las diferencias con sus igualmente arcaicas costumbres. Esther y Mónica encontraron a Adam y a su padre, éste un hombre perdido entre dos mundos, el aborigen y el de los blancos, y aquél un pintor que busca sus raíces. “La cámara es testigo de las reflexiones del pintor, de la evolución de su obra de marcado contenido crítico con la realidad de los aborígenes y hacia la sociedad blanca, y de la relación con su padre, que se siente fuertemente interpelado por la obra y la mentalidad de su hijo”. Lo importante de este documental es que han dado con una realidad generalizada entre los aborígenes, sobre todo el conflicto generacional entre padres e hijos, una incomprensión mutua de identidades perdidas que uno quiere encontrar y otro prefiere dejar en el olvido para que no hiera más su espíritu aturdido. Un tema difícil de abordar y poco explorado en los medios australianos. Quizá por el hecho de ser extranjeras los protagonistas se hayan mostrado más abiertamente ante ellas lo que ha aportado una importante frescura al documental. Esther permaneció en Australia dos años y medio, hasta terminar este trabajo, pero lo que no ha finalizado es su aventura personal.
“Entre líneas, la iniciación de Adam Hill” es el título del documental de 2007 que la televisión pública australiana ABC estrenó en el programa de temática aborigen “Message stick”. (*)
El domingo 28 de marzo de 2010 se proyectará en Australia en el West End Film Festival de Brisbane. En el enlace se puede ver trailer. Las autoras están muy entusiasmadas y ocupadas con este estreno, por lo que no ha llegado a tiempo imagen alguna del mismo que acompañe este texto. Las antípodas están muy lejos, verdad?! ¡¡Muchos éxitos!!
http://www.estherlozano.net/Esther_Lozano/Films.html
http://www.westendfilmfestival.com.au/news-entry.html
(*) Perfil publicado en la revista Zero en agosto de 2008.-
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domingo, 28 de marzo de 2010
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Un gusto leerte querida amiga.
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