Desde el segundo piso del bus, se ven los techos de las marquesinas de las paradas de guaguas, de los carritos de periódicos, los muros de los puentes que atraviesan el río, de algunos coches que no han debido de moverse en los últimas días, con restos del ensueño blanco que se transformó en pesadilla.
Uy, sí, queda nieve en los parques. La hierba verde está totalmente cubierta. Tan solo sobresalen erguidos los troncos pelados de frío invierno.
Es agradable abrir la terraza y descubrirla blanca. De madrugada volvió a nevar y cuajó. Y unos ligeros copos blancos flotaron durante la tarde. Ya era tiempo de usar las bufandas, los guantes, los calcetines hasta las rodillas y los abrigos mullidos. Es enero y en el hemisferio norte es lo que corresponde, aunque todavía nos coja por sorpresa.
(Fotografías de mi cámara.)
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