El bien y el mal. Binomio que está obligado a coexistir para poder ser uno y otro. Si no hay uno no se da el otro, porque en la comparación de lo que está bien y lo que está mal se definen. Una serie de normas de conducta surgen del ser humano para vivir en un entorno compartido con otros seres, humanos o no, que van más allá de religiones y leyes que marcan pautas de comportamiento basadas en parte en esas normas tácitas o no, que no solo nos permiten convivir en armonía exterior sino sobre todo interior. Se me ocurre un ejemplo relacionado con la comunicación o al menos con un medio de comunicación: Una ley puede permitir grabar a alguien sin su consentimiento, pero la ética personal dicta si el hacerlo está bien o está mal, sopesando la importancia del tema a tratar, la repercusión que pueda tener y si podría salir perjudicado. Algo tan sutil es difícil de generalizar, porque todo es relativo y depende de la circunstancia, del individuo, del lugar en que se de…pero podría darse si tuviésemos la capacidad, la práctica, de ponernos en el lugar del otro, de tratar de entender, de verdad, qué hace al otro actuar como lo hace. El compartir entorno, cultura, tradiciones, costumbres, idioma y maneras de manifestar sentimientos y opiniones nos va asemejando incluso en la manera de pensar. La sociedad se va construyendo y destruyendo en base a unos valores comunes que no siempre resultan ser los mejores para la evolución de la propia sociedad ni para los individuos que la componen. Sentir. Creo que el sentir es lo que nos hace ir por un camino o por otro. Trataré de explicarme…Cuando uno ve un cuadro, pongamos abstracto, genera un sentimiento, sea de agrado, de respeto, de admiración o de disgusto y enfado porque nos da la impresión de que el autor nos está tomando el pelo, y eso no suele sentarnos bien. Puede que con el tiempo, la curiosidad por el sentimiento que nos causó nos lleve a interesarnos por el porqué del autor para pintarlo y del cómo llegó a expresarse como lo hizo. Puede que volvamos a ver el cuadro y nuestro sentimiento sea otro, puede que siga sin gustarnos y sigamos sin entenderlo, cosa que en el arte no es indispensable, pero en el ejercicio de tratar de asimilarlo hay un acercamiento, una apertura hacia algo nuevo que nos era desconocido…Esa asignatura que estudiamos para aprender a ver un cuadro, deberíamos estudiarla para aprender a ver otras culturas. Acostumbrarnos al otro sin que nos perturbe es tarea de cada uno, pero resulta más fácil si el esfuerzo lo realizan ambas partes. Si tanto el que llega como el que está no se empeñan en imponer los usos y costumbres propios, la convivencia sería más armoniosa, más fluida, más enriquecedora, más natural. Si no entendemos el idioma, pero hacemos por entender lo que nos quieren transmitir, si tratamos de averiguar que puede ofender al otro para no mirarlo a los ojos si es su costumbre el no mirar directamente, o pensar que también la otra parte desconoce nuestras costumbres y nos ofende sin intención, las relaciones se irían estrechando. De cómo sintamos al otro, de cómo reaccionemos en función de su comportamiento, de si nos ofendemos o damos un margen de confianza, surgirán el miedo o la comprensión, la intolerancia o la posibilidad de asimilación necesaria para el cambio social…
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domingo, 24 de marzo de 2013
Sobre una ética universal
El bien y el mal. Binomio que está obligado a coexistir para poder ser uno y otro. Si no hay uno no se da el otro, porque en la comparación de lo que está bien y lo que está mal se definen. Una serie de normas de conducta surgen del ser humano para vivir en un entorno compartido con otros seres, humanos o no, que van más allá de religiones y leyes que marcan pautas de comportamiento basadas en parte en esas normas tácitas o no, que no solo nos permiten convivir en armonía exterior sino sobre todo interior. Se me ocurre un ejemplo relacionado con la comunicación o al menos con un medio de comunicación: Una ley puede permitir grabar a alguien sin su consentimiento, pero la ética personal dicta si el hacerlo está bien o está mal, sopesando la importancia del tema a tratar, la repercusión que pueda tener y si podría salir perjudicado. Algo tan sutil es difícil de generalizar, porque todo es relativo y depende de la circunstancia, del individuo, del lugar en que se de…pero podría darse si tuviésemos la capacidad, la práctica, de ponernos en el lugar del otro, de tratar de entender, de verdad, qué hace al otro actuar como lo hace. El compartir entorno, cultura, tradiciones, costumbres, idioma y maneras de manifestar sentimientos y opiniones nos va asemejando incluso en la manera de pensar. La sociedad se va construyendo y destruyendo en base a unos valores comunes que no siempre resultan ser los mejores para la evolución de la propia sociedad ni para los individuos que la componen. Sentir. Creo que el sentir es lo que nos hace ir por un camino o por otro. Trataré de explicarme…Cuando uno ve un cuadro, pongamos abstracto, genera un sentimiento, sea de agrado, de respeto, de admiración o de disgusto y enfado porque nos da la impresión de que el autor nos está tomando el pelo, y eso no suele sentarnos bien. Puede que con el tiempo, la curiosidad por el sentimiento que nos causó nos lleve a interesarnos por el porqué del autor para pintarlo y del cómo llegó a expresarse como lo hizo. Puede que volvamos a ver el cuadro y nuestro sentimiento sea otro, puede que siga sin gustarnos y sigamos sin entenderlo, cosa que en el arte no es indispensable, pero en el ejercicio de tratar de asimilarlo hay un acercamiento, una apertura hacia algo nuevo que nos era desconocido…Esa asignatura que estudiamos para aprender a ver un cuadro, deberíamos estudiarla para aprender a ver otras culturas. Acostumbrarnos al otro sin que nos perturbe es tarea de cada uno, pero resulta más fácil si el esfuerzo lo realizan ambas partes. Si tanto el que llega como el que está no se empeñan en imponer los usos y costumbres propios, la convivencia sería más armoniosa, más fluida, más enriquecedora, más natural. Si no entendemos el idioma, pero hacemos por entender lo que nos quieren transmitir, si tratamos de averiguar que puede ofender al otro para no mirarlo a los ojos si es su costumbre el no mirar directamente, o pensar que también la otra parte desconoce nuestras costumbres y nos ofende sin intención, las relaciones se irían estrechando. De cómo sintamos al otro, de cómo reaccionemos en función de su comportamiento, de si nos ofendemos o damos un margen de confianza, surgirán el miedo o la comprensión, la intolerancia o la posibilidad de asimilación necesaria para el cambio social…
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