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domingo, 20 de mayo de 2012

Diario de una vértebra rota

Abrazo con el universo...
De Frida Kahlo.
Cuando Kova le contó a Matilde que se había fracturado una vértebra a pocos días de estrenar una obra de teatro y de afrontar una mudanza de apartamento, le dio el título para un texto de lo cotidiano: Diario de una vértebra rota…Me siento Frida, se lamentaba Kova… Pobre, con lo ilusionada que estaba ella con la novelería de aprender a montar a caballo y la bestia que se encabrita y la tira al suelo…crack, por fortuna, porque Dios aprieta pero no ahoga, la fractura era limpia y estable, no necesitaba operar y con un corsé durante un mes se le iría pegando sin más artificio. A través del muro del Facebook convocó y organizó los turnos de visita y el traslado de muebles y enseres de una casa a otra. No le salió mal después de todo. Ahora está feliz con su nuevo balcón abierto (1). Matilde recordaba los turnos inexistentes en la práctica cuando sus roturas de huesos reunían a los amigos en una tertulia de lo más animada en la que solo le faltaba servirles ella misma el té. Jajajaja. Indudablemente, es en esos momentos de debilidad física y desánimo emocional que el cariño de las personas que nos acompañan en la vida te ayuda a fortalecer el ánimo y sanar más rápido. Pasa como en un abrazo sin palabras. Mil cosas que contarse apretujadas en la garganta desesperadas por salir dejan de tener prioridad cuando las energías corporales que entran en contacto en un abrazo serenan la mente y equilibran el espíritu en un par de suspiros…Un lenguaje silente más efectivo que cualquier discurso…La mejor medicina, que puede crear adicción...como la de disfrutar de desayunar un croasant los domingos por la mañana escuchando a Bach y somnolienta echarlo de menos con una palmerita de hojaldre en la boca y Gluck o Handel en los oídos…La espalda cruje, se queja. Las nubes negras cargadas de agua que amenazan con acabar de sopetón con la ola de calor, parecen colarse en el tuétano de las vértebras sensibles y no hay ni faja ni corsé que alivien los tirones y latigazos que el cambio de presión atmosférica ejerce igualmente sobre puertas y ventanas de madera, hierro, aluminio o cristal. Al mal tiempo buena cara, dice el refrán. No te desesperes, le animó Matilde. Ya sé que es cuestión de paciencia, ya, rezongó Kova. Bueno, piensa en que es algo pasajero, la pobre Frida sí que lo tuvo que pasar fatal toda su vida. Ya, pero eso no me quita el dolor. Ya, pero ayuda a relativizarlo. La actitud cuenta. El dolor no desaparece, pero el sufrimiento sí…cómo…pues no sé, pero habrá que conseguirlo. Que duele, duele, vale, pero si aceptamos que las cosas son como son, entonces no hay sufrimiento…¿? Porque lo que es ahora luego no es…ufff, ya, menudo rollo, sí…o no…jajaja. Tarderemos un poco en cogerle el tranquillo, ya...Habrá que meditar-lo…

La columna rota. Autorretrato,
de Frida Kahlo

(1) http://conhdehechizo.blogspot.com.es/2012/05/mi-nuevo-viejo-balcon.html

1 comentario:

  1. Aquí la Kova sufriendo los cambios de tiempo y de humor con paciencia...un domingo en el que se me ha colado una nube por la ventana...Es tan gris la soledad...

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