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domingo, 10 de abril de 2011

La rebelión de las ballenas

...Alfonsina vestida de mar, cinco sirenitas te llevarán por caminos de algas y de coral…Mercedes tarareaba esta canción como una nana contra los nervios…Otro terremoto 7’4 en el noreste de Japón a solo 118 km de la central nuclear de Fukushima …bueno, solo al leer la noticia en una web ese 7 de abril se dio cuenta de la coincidencia de fecha con otra desgracia el fatídico 11 de marzo…vaya mes horrible, nunca me ha gustado…lo único positivo de toda la desgracia nipona había sido el volver a escuchar a Michel André hablando de sus sonares y sus ondas submarinas en la radio pública…lo había dejado hacía años en la Universidad de Las Palmas estudiando la repercusión del ruido de los barcos y los Fast-ferries en los cetáceos, de cómo afecta a la orientación y el estrés traumático que les provoca llevándolos a la muerte…
Mercedes seguía preocupada por sus amistades, sin querer volver a pedir noticias para no agobiarlos, de hecho un compañero de un curso de reciclado en Londres trabajaba como ingeniero en la central eléctrica…ni caso le haría al correo y mejor no restarle el poco tiempo que tienen para solucionar el grave problema de la radiación que se les escapa por las rendijas y en eso de las coincidencias recibe un correo con un artículo de André a cuenta de lo de Japón y del trabajo que les queda por delante…

En el Laboratori D’aplicacions bioacústiques Universitat Politècnica de Catalunya, habían recibido la señal del primer terremoto en sus aparatos de investigación que se centran en el desarrollo de tecnologías acústicas para el control de la contaminación acústica en el medio marino, en el estudio de sus efectos fisiológicos y patológicos en las vías de recepción acústica de los cetáceos, en los mecanismos matemáticos, físicos, morfo- y electrofisiológicos del biosonar de los cetáceos, así como en la extracción de la información de sus señales acústicas…
Avistamiento de ballenas en Kaikoura, Nueva Zelanda.
Mercedes llevaba unos días dándole vueltas a la idea de que quizás sean unos seres de inteligencia superior como las ballenas los que estuviesen aleteando sus gigantescas colas en el mar provocando los tales sismos con la única intención de llamar la atención de los humanos que por alimentar sus pasiones más bajas -que no profundas- matan sin mesura a bellas criaturas al margen de tratados internacionales y peticiones sensatas, gritando en su lenguaje hermoso de cantábiles ecos, saltando ágiles sobre la espuma de las olas que provocan, rebelándose sin armas sin bombas sin tanques ni tiros contra los arpones asesinos de la bandera blanca con el círculo rojo…escupiendo a los de tierra el agua contaminada de muerte que vierten a la mar porque la piensan como cloaca que todo lo aguanta y no como fuente de vida que se agota y se muere…y si fue un grito de ballena el que superó todo pronóstico y resquebrajó los muros de la central nuclear dejando en evidencia la eficacia cuasi perfecta de los trabajadores japoneses…

Ballenas en las aguas de Kaikoura, Nueva Zelanda.
Unas 2.000 personas salieron a la calle en Tokio para manifestar su desagrado por las centrales nucleares…La infoxicación tiene desorientados a los humanos - que como los cetáceos con los radares y sonares - terminan incorporando al ruido ambiental los bombardeos de los medios de comunicación y las alarmas sonando ensordecedoras… No es trabajo solo de los japoneses, pensó Mercedes, aquí vamos a tener que arrimar todos el hombro, quizás entonando una dulce melodía ballenil..


Do the right thing. Don't litter.
 Fotografías de un viaje por Nueva Zelanda y Australia, de María Padrón.

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