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jueves, 10 de febrero de 2011

El lago de los cisnes, Sylvia, la confianza y la Wildlife photographer of the year


Y de los jardines impresionistas a El lago de los cisnes, en el ROH. Precioso, con Zenaida Yanowsky y Nehemiah Kish muy bien compenetrados y fue un alivio y un gozo, porque nos quedamos con un poco de susto después de haber visto a la primera bailarina en Sylvia con otros bailarines que la elevaron y cogieron en brazos, pero sin la complicidad que desprendían en el lago…en fin, que para que un pas de deux sea sublime la confianza que tengan el uno en el otro es fundamental. Él tendrá la fuerza y la maña para elevarla por los aires, y ella se hará ligera tratando de flotar para caer con elegancia y serenidad en los brazos del amado…Incluso para morir tirándose al lago y así vivir juntos for ever…pero ¿cómo que se tiran al lago y se suicidan? ¿Pero no la rescataba el príncipe y vivían felices comiendo perdices? Aaah, sí, esa fue la versión que vendieron los soviéticos el siglo pasado, porque eso de morir por amor y vivir eternamente juntos en el más allá era demasiado romanticismo y esperanza en un mundo que se les escapaba de las manos y podía generar rebeldías y quién sabe si revoluciones…en cualquier caso y por distintos motivos este ballet maravilloso con música de Tchaikovsky tiene muchas versiones, largas, cortas, de final feliz con el príncipe rescatando a Odette y algo más trágica – y más acorde con la música- con los dos protagonistas saltando al lago…pero igual que los cisnes volando sobre el escenario eran ideales – por lo bien hecho que estaba el efecto- la visión de los enamorados navegando en su barca-cisne más allá resulta ideal…en varios sentidos, ¿no? Si en un juicio precipitado al ver a los bailarines, en Sylvia por ejemplo, uno se queda con el “qué grande es ella, podrán levantarla por los aires el pastor y su secuestrador” y los hubiésemos visto solo a ellos, quizás nos hubiésemos perdido el verla a ella, a Zenaida, magnífica con Kish. Y si en Sylvia la preciosa escenografía y el estupendo cuerpo de baile envolvían esos momentos de disfrute de la belleza en movimiento, en que crece la admiración por la confianza que deben depositar el uno en el otro, en El lago de los cisnes (los cisnes con sus blancos tules largos y no los tutús de plato, por cierto) quizás sea esa la virtud por la que se hace factible la escena de amor entre los enamorados…Quien entregado se lanza a los brazos del otro y se deja elevar por los aires, debe confiar mucho y es hermosa esa confianza, y sobre todo cuando en algún salto ya te han dejado caer, en la vida o los ensayos, piensas…se levantan y vuelven a confiar, a saltar y seguir el baile de la vida hasta que baje el telón…Para entonces las emociones te han transportado tan lejos de la butaca del teatro que solo el chim-pún sostenido de la orquesta te devuelve a la realidad.  

Cisne en Thomery, de Mª Padrón
De los cisnes de tules y lentejuelas damos un saltito a la exposición de la Wildlife photographer of the year en el Natural History Museum, donde también había cisnes levantando el vuelo capturado por el objetivo de una cámara. Y entre tigres, ciervos, hormigas con sus crías, caimanes, montañas blancas reflejadas en un lago, una lluvia de estrellas con los tajinastes rojos en flor en la Cañadas del Teide, otra fotografía con los Roques de García y una tercera del mismo autor, Francisco Mingorance, de Lanzarote y sus volcanes…ahí, colgaditas, o mejor dicho, empotradas en los paneles de luz, entre la isla de los pescadores del Salar de Uyuni en Bolivia y la aurora boreal en Noruega…ay, me cuesta no dejarme nada en el tintero, pero son muchas las impresiones y “una es sola pa todooo”, diría la señora.

Échenle un ojito a la exposición:

http://www.nhm.ac.uk/visit-us/whats-on/temporary-exhibitions/wpy/photo.do?photo=2635&category=8&group=1

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