Hay sueños que se resisten a convertirse en realidades y no es malo, siempre que uno no se rinda y siga batallando para conseguirlos. No aprendida la lección de que no se puede vivir de ilusiones, aunque sí de entusiasmos, tropezamos torpemente en la misma piedra...Desde principios de otoño se sabía que este fin de semana iba a ser movidito y hubo que hacer algunas modificaciones para encajar un nuevo acontecimiento, un regalo que solo se descubriría -si no cometíamos el error de curiosear en busca de informaciones que rompieran el encanto de la sorpresa- el día de Reyes. Tal día confirmamos la sospecha de que la reserva del 21 de enero en Madrid tendría que ver con alguien de la talla de Plácido Domingo, pero el misterio del programa del Concierto aniversario. Plácido Domingo –como reza la programación del Teatro Real- era tal, que ni el propio Plácido supo de lo que iba. Tampoco lo quiso saber. Eso lo supimos al leer sus declaraciones a la prensa. En fin, que la noche pasó entre músicos de gran categoría - instrumentistas y cantantes, incluso instrumentistas cantantes en el estreno mundial Plá-ci-do de su amigo Tan Dun - homenajeando al gran artista y gran persona. No cedió a las peticiones de que cantase al final del brillante espectáculo, recalcando que no dejaría de cantar mientras pudiese, pero que tampoco cantaría de más, probablemente por no querer eclipsar a la luna todavía un poco llena…Mas como un sol cálido en pleno invierno, agradecido al público que siguió el concierto en el exterior del teatro por pantalla gigante a dos grados de temperatura, les cantó desde el balcón Madrid, Madrid…emocionado, emocionante…un gesto de los muchos que le caracterizan, como contó tan bien Teresa Berganza antes de cantarle happy birthday con tonadilla a lo Marilyn enseñando con gracia un hombro al echarse hacia atrás su preciosa capa fucsia. “Es muy tarde ya…para cantar La Traviata”, dijo. Esperemos que no sea muy tarde para otros entusiasmos. Aún hay tiempo para seguir soñando. ¡Felicidades, Plácido!
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Me hubiera gustado estar alli, pero al menos tengo tu cronica.
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