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domingo, 16 de mayo de 2010

Aida en el Covent Garden

La verdad es que menos mal que no es habitual que el espectáculo escogido no sea la mejor elección. Pero a veces pasa y a punto de entrar en el concierto de Kiss en el Wembley arena, espero que no me lleven los "jovencitos roqueros" la contraria., con lo de que no es habitual, me refiero.
El caso es que el fin de semana estuvo la agenda algo apretada y tocó ver Aida (no la serie de tv, por cierto) sino la famosísima ópera de Verdi.

Bueno, a ver cómo lo digo sin que me pase como con Julie Andrews - que yo tranquilita, aunque sobrecogida por la emoción inicial, me fui poniendo triste viendo a la gente como rios de lava abandonando la sala y "te daban ganas de decirles que se quedaran, que era Julie Andrews", como decía una joven en el metro mientras se comentaba el musical entre desconocidos que compartían sus emociones. Yo esperaba más bien poco o nada, aunque al parecer di la impresión de quererla escuchar haciendo gorgoritos y nada más lejos de la realidad -.

En fin, que centrándome en Aida diré que no figura entre mis preferidas. Los cantantes estuvieron muy bien. Tanto los solistas como los coros. Pero la escenografía era tan deprimente que ni las más bellas notas de la partitura te transportaban al antiguo Egipto. Parece ser que el director David McVicar dijo que no quería ni una sola pirámide en el escenario. No sé si por economía o por concepto intelectual, pero si era por ahorrar, ahorraron hasta en vestuario: en cueros bailó el cuerpo de baile en un ritual de sacrificio tan eficaz que todavía tengo la imágenes frescas como la sangre (aunque fuera de mentiritas) de cuando los abrían en canal colgados por las muñecas de unas cuerdas de equilibristas que al ir apareciendo en el escenario parecía fueran a hacer algún número circense. ¿No es que hacían trepanaciones para curar? ...no recuerdo esta faceta a lo Moctezuma de los egipcios.
Las dulces notas tan manidas en los ballets de fin de curso de las escuelas de ballet, perdieron de golpe y porrazo su candidez de tutús y zapatillas rosas para lanzarnos al infierno con sus danzas animalísticas y eróticas, según la intención de la premiada coreografa Fin Walker...Bueno, hay gusto pa' todo, pero que era feo, era feo. Otra cosa es que consiguieran incomodar y retratar el lado oscuro y macabro de la guerra. Pero a mi me gustan las cosas bonitas, armoniosas, bellas, porque de mal gusto ya vamos sobrados en estos tiempos. Luego vuelves a valorar el ingenio de un panel con unos tubos de neón que hacían las veces de rayos solares, pero es que los guerreros egipcios vestidos como romanos, que además blandían espadas tipo katana (leí que un profesor de artes marciales -David Greeves- les había  dado clases) aumentaba mi desconcierto. ¿Pero había llegado ya la cultura japonesa al antiguo Egipto? Perdonen mi supina ignorancia, pero entre que en lugar de la luz dorada del desierto todo eran tinieblas sanguinolentas, la catanas en lugar de serpientes y los platillos y las trompetas de la orquesta armando tremendo escándalo con la marcha triunfal chum-chum-chum terminé la primera parte - compuesta por los actos I y II- loquita de la cabeza y bastante enfadada. Luego el aburrimiento fue tal que casi me copio de la vecina de asiento echándome unas cabezaditas. Me la pasé resituándome en el Covent Garden y evitando teletransportarme a los teatros de Berlin donde -al menos al poco de la caída del muro - podías encontrarte cualquier cosa. Pero era Berlin...sí, vale, ya sé, haz lo mismo ahora, vale, pero en Berlín entraba en los teatros por 8 euros y aquí, me temo, la entradita sale un poquito más. Y si quiero cosas bonitas, me quedo con las voces, a Dios gracias. Los papeles no son fáciles, muchos agudos y algunos en un susurro. Como capitán de la guardia Ramades, Marcelo Álvarez, con una voz muy agradable de bello timbre. Aida, la esclava etíope, Micaela Carosi. RAmsis, el sumo sacerdote, Giacomo Prestia. Amneris, la hija del faraón, Marianne Cornetti. Robert Llod como faraón. Y Amonastro, rey de Etiopía y padre de Aida, Marco Vratogna. Como ya dije, junto a los coros, estupendos.

5 comentarios:

  1. qué lujazo maría...!!!!

    besos Gus!

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  2. ¡Queremos una amplia reseña del concierto de KISS y la queremos ya!

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