No meeeeeee invitóoooooooooo, perooooo yo fuiiiii…la música de la fiesta del fin de semana todavía sonaba en cada una de las células corporales, cuando el lunes por la mañana esperaba la visita de la prima de una amiga para una demostración de aspiradora ultra maravillosa. Las trasnochadas, los invitados a dormir, las conversaciones densísimas entre risas y bailes no habían tenido tiempo de descansar y asentarse. ¿Por qué cedí a quedar tal día como hoy para que me dieran la charla? La casa está patas arriba, la terraza necesita otra fregada, la cabeza la tengo en las lavadoras que me quedan por poner y ni siquiera me he podido tomar el café. Menos cinco, vale tengo cinco minut- tiroraro,tiroraro,tiroraroriiiiii. ¡El timbre del teléfono! Bien, quizás me cancele la cita! ¡Hola?! María, ¿qué tal? ¿Cansada de la fiesta? ¡Agotada! ¿No me digas que me vas a dar la alegría de que te ha surgido un imprevisto y no vienes a verme? Jajajaja, noo, estoy cerca de tu casa pero necesito saber cuál es exactamente para dejar los bártulos y no aparcar muy lejos. Vaya, toca en el 1º.
Tras la esquina espero el momento, en que no me miren y meterme dentro. Eraaa mi oportunidad…Yo esperaba a una Cristina y se me aparecieron DOS. Ay! Tú también te dedicas a esto?!!! A Dos la conocía de la piscina, de alguna coincidencia en reuniones de amigas comunes. Sin problema, muy agradable. En realidad todo continuó muy agradablemente. ¿Entonces? Las técnicas de venta. Lo que pudo ser una charla sosegada, se convirtió en una mezcla de entusiasmo espontáneo y natural hablando de algo que te resulta fascinante – y por eso has decidido representar el aparato – y un acoso terrorífico, sumamente incómodo y agresivo, tremendamente eficaz, que te deja cao/ k.o. el resto del día, cuyo fin es que pienses que no limpias como se debe limpiar, que duermes en un futón de mugre acarística y que la estupenda aspiradora de agua que te costó un pastón hace muchos años, no tiene nada que ver con ésta. El aparatito en cuestión hay que decir que tiene una pinta estupenda, es muy práctico y de fácil manejo, bien pensado, ligero, y ocupará menos espacio que el R-2 que me libra actualmente de las alergias. Perfecto, otra vez: ¿entonces? Allí me coléeee en la fiesta me plantéee coca-cola para todos y algo de comer…No he podido tomarme el café, les apetece uno? Bueno, pero no te molestes, siéntate, relájate, coge aire, ring-ring, ¿me puede abrir? Vengo a recoger el grifo de la cerveza…Chicas perdonen, tengo que bajar a abrir la verja. No te preocupes, tu madre va a venir también? Sí, pero la avisaré cuando terminemos con el preámbulo del café. Vete, vete, ven ya, empezamos? Sí. Mamá, baja. El último invitado dormilón entró en la escena y se sumó al grupo ejerciendo de abogado del diablo, como un Ángel…Por fin empezamos con la exposición. Me senté en el sillón y me preparé para escuchar. Eso duró apenas unos segundos. De oyentes pasamos a ser interrogados por el tercer Reich y las mascarillas de los quirófanos se convirtieron en bolsas donde se recoge lo aspirado sin posibilidad de escape, como nosotros, jajaja, tipo pañales y nos volvimos niños manipulables a los que les están haciendo el favor de su vida. La aspiradora en cuestión te va a proteger de las agresiones externas. No habrá más guerras, ni invasiones radiológicas, ni virus de gripes porcinas, locos o con plumas. Tu mundo estará perfectamente limpio. Respirarás mejor. No podrás salir a la calle porque el ambiente antiséptico de tu hogar te hará tremendamente vulnerable a todo lo orgánico e inorgánico que flote fuera de tu burbuja. Menos mal que después de todo éramos de confianza y podíamos sonreír ante tanta perfección alemana (con lo que implica el talento práctico y la prepotencia) pero pasaban las horas y el show no terminaba. Para cuando concluyeron la exhibición, a mí me habían surgido preguntas concretas de lugares concretos que ellas no habían descubierto en su observación meticulosa y furtiva de los rincones más inaccesibles y podían ser cruciales para la toma de decisión: ¿servirá para limpiar el interior de un piano? El flechazo fue instantáneo y cayó entre mis brazos.
Tras la esquina espero el momento, en que no me miren y meterme dentro. Eraaa mi oportunidad…Yo esperaba a una Cristina y se me aparecieron DOS. Ay! Tú también te dedicas a esto?!!! A Dos la conocía de la piscina, de alguna coincidencia en reuniones de amigas comunes. Sin problema, muy agradable. En realidad todo continuó muy agradablemente. ¿Entonces? Las técnicas de venta. Lo que pudo ser una charla sosegada, se convirtió en una mezcla de entusiasmo espontáneo y natural hablando de algo que te resulta fascinante – y por eso has decidido representar el aparato – y un acoso terrorífico, sumamente incómodo y agresivo, tremendamente eficaz, que te deja cao/ k.o. el resto del día, cuyo fin es que pienses que no limpias como se debe limpiar, que duermes en un futón de mugre acarística y que la estupenda aspiradora de agua que te costó un pastón hace muchos años, no tiene nada que ver con ésta. El aparatito en cuestión hay que decir que tiene una pinta estupenda, es muy práctico y de fácil manejo, bien pensado, ligero, y ocupará menos espacio que el R-2 que me libra actualmente de las alergias. Perfecto, otra vez: ¿entonces? Allí me coléeee en la fiesta me plantéee coca-cola para todos y algo de comer…No he podido tomarme el café, les apetece uno? Bueno, pero no te molestes, siéntate, relájate, coge aire, ring-ring, ¿me puede abrir? Vengo a recoger el grifo de la cerveza…Chicas perdonen, tengo que bajar a abrir la verja. No te preocupes, tu madre va a venir también? Sí, pero la avisaré cuando terminemos con el preámbulo del café. Vete, vete, ven ya, empezamos? Sí. Mamá, baja. El último invitado dormilón entró en la escena y se sumó al grupo ejerciendo de abogado del diablo, como un Ángel…Por fin empezamos con la exposición. Me senté en el sillón y me preparé para escuchar. Eso duró apenas unos segundos. De oyentes pasamos a ser interrogados por el tercer Reich y las mascarillas de los quirófanos se convirtieron en bolsas donde se recoge lo aspirado sin posibilidad de escape, como nosotros, jajaja, tipo pañales y nos volvimos niños manipulables a los que les están haciendo el favor de su vida. La aspiradora en cuestión te va a proteger de las agresiones externas. No habrá más guerras, ni invasiones radiológicas, ni virus de gripes porcinas, locos o con plumas. Tu mundo estará perfectamente limpio. Respirarás mejor. No podrás salir a la calle porque el ambiente antiséptico de tu hogar te hará tremendamente vulnerable a todo lo orgánico e inorgánico que flote fuera de tu burbuja. Menos mal que después de todo éramos de confianza y podíamos sonreír ante tanta perfección alemana (con lo que implica el talento práctico y la prepotencia) pero pasaban las horas y el show no terminaba. Para cuando concluyeron la exhibición, a mí me habían surgido preguntas concretas de lugares concretos que ellas no habían descubierto en su observación meticulosa y furtiva de los rincones más inaccesibles y podían ser cruciales para la toma de decisión: ¿servirá para limpiar el interior de un piano? El flechazo fue instantáneo y cayó entre mis brazos.
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