Bueno, Chicos, quizás les haya extrañado mi falta pronta de respuesta, pero sinceramente creo que hay poco más que añadir a lo que llevamos tanto tiempo hablando. Creo, y lo pongo por escrito, que cada uno debe hacer sus propias reflexiones, que lo que los demás nos digan, siendo palabras hirientes o alentadoras solo deben ser una parte de nuestra propia reflexión. Creo que necesitamos exponer a las personas más cercanas lo que sentimos para vaciarnos, para escuchar en voz alta nuestro racionamiento más o menos ordenado y hacer hueco a una nueva estructura, a una nueva decisión, pero el paso a dar solo podemos darlo nosotros.
Creo que debemos analizar en profundidad hasta dónde somos nosotros mismos los que faltos de conciencia, tacto o serenidad hemos llegado a la situación en la que nos encontramos. Hace falta humildad, compasión y comprensión. Empezando por uno mismo, y luego existe el perdón y la confianza (Imprescindible). Eso es lo que nos moverá a tomar las decisiones que tomemos. El orgullo no es lo mismo que la dignidad. Personalmente, me vale más lo segundo que lo primero, pero como todo en esta vida, es cuestión de gustos, supongo.
Una vez más, solo puedo escuchar y desear que me escuchen, aunque tengo aprendido que eso no es fácil. Pero no importa, las decisiones las tenemos que tomar a pesar de que a otros no les gusten. Desafortunadamente, no podemos contentar a todo el mundo.
He pasado el fin de semana reflexionando para tratar de combinar bien las palabras que pudieran expresar parte de mis emociones y que resultase un buen ejercicio para mi escritura. Quizás colgarlo incluso en mi blog. El esqueleto de las letras lo tengo más o menos, pero mi esqueleto físico, o sea, mi columna vertebral, mi espalda, me ha pedido reposo y poco tiempo sentada al ordenador. Por fin estoy leyendo ávidamente un libro maravilloso (
El abanico de seda, de
Lisa See) sobre las costumbres de la vida de las mujeres en la China de solo hace un siglo y medio. Es muy duro, pero tremendamente interesante. Muy bien escrito. Solo cómo narra el proceso de vendaje de los pies de las niñas es escalofriante. Las mujeres estamos todavía saliendo de una estructura social ancestral y no nos resulta fácil encontrarnos y encontrar nuestro sitio y nuestras tareas en esta vida que nos ha tocado compartir. Es labor de todos, hombres y mujeres, adaptarnos a los cambios que se nos imponen. Tenemos la suerte de poder compartir nuestras angustias, nuestros miedos y nuestros anhelos. Tenemos que tratar de encontrar el equilibrio como si fuéramos funambulistas sobre una cuerda floja.
Si algo he aprendido de los múltiples avatares de la vida, es que hay que hablar. Hablar de todo. Hablar de lo que nos gusta y nos enamora del otro, de lo que nos disgusta, de lo que no entendemos, de lo que tratamos de entender...hablar con los amigos, pero sobre todo hablar bien y con el otro...porque solo así dejamos de elucubrar, de imaginarnos cosas que el otro ni sospecha que nos perturba, ni ha tenido intención de perturbarnos.
Y siendo coherente con mi propio discurso que supongo no servirá de mucho, tengo que decir que aunque la imagen sea fija y aparentemente no cambie nada en ella, si la sacáramos en video se podrían percibir los pasos dados, las emociones sentidas, la vida en continuo movimiento...Han cambiado muchas cosas, solo tendríamos que ser capaces de pararnos unos segundos a tratar de percibir cuáles son esos cambios. Después, tendríamos que volver a analizar si la situación nos complace, si puede mejorar...Esto tampoco es sencillo, pero habrá que valorar si merece la pena el esfuerzo. Cada relación es un mundo, entre parejas, entre amigos, con los padres, con los hermanos, cualquier tipo de relación necesita cuidados y ternura. Tiras y aflojas.
Las palabras se las lleva el viento… una imagen vale más que mil palabras...del dicho al hecho va un trecho...el refranero español es muy rico y sabio...
Todo llega para el que sabe esperar...cuidado con lo que seas...pero suele tener un contrario…
Hay palabras que llegan con el viento como una suave brisa que refresca el alma agónica y asfixiada... una buena explicación a una fotografía fija enriquece su contexto... los trechos pueden ser más o menos largos o cortos dependiendo del caminante...cuánto hay que esperar es el martillo de la esperanza...hay que ser muy conscientes de lo que se pide, no vaya a ser que al recibirlo no sea lo que en realidad queríamos...
El alegato sobre el cuasi nulo valor de las palabras no tiene desperdicio, pero me toca ponerme en el otro lado de la balanza. No sé si lo habré conseguido. Mi única intención es que consigamos ser felices. Cada uno ha tomado las decisiones que creía oportunas en momentos determinados de la vida. Contando o no con la opinión de los demás. Incluso tomándolas sin compartirlas. Si nos equivocamos, no debería ser un fracaso insalvable. Hemos sufrido y llorado mucho, pero lo peor es que no creo que se nos acaben los sufrimientos ni las lágrimas. Sigamos con nuestro antídoto: reunirnos en torno a la mesa y compartir buenos momentos, buenos recuerdos y tratar de calmar el dolor que nos supone el estar vivos, y dar las gracias por sentirrrr, por tener una vida rica en vivencias, en experiencias, en conocimiento y en buenos amigos que complementan una buena familia.
Con todo mi cariño…
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Atardecer en la costa norte de Tenerife, Islas Canarias. |