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martes, 4 de octubre de 2011

Viaje a La Patagonia

Belinda se fue a La Patagonia con su maleta y un par de libros en el bolso. En realidad, el recorrido iba a ser un poco más amplio. Saltaría de Buenos Aires a Iguazú, para adentrarse con el coche de alquiler en la zona de Misiones. Después de haber pasado tres días en la capital, y visitado la Córdoba argentina, llegó a la conclusión de que las ciudades del mundo son siempre ciudades y lo que realmente le impactó fue la inmensidad de la Patagonia. Saliendo del invierno en el hemisferio sur, el glaciar Perito Moreno lucía más blanco, más azul y más espectacular que en aquel verano del año 2000 en que su amiga Catalina trotamundeó por Sudamérica. Puede ser también que la tecnología de las nuevas cámaras digitales realzasen los témpanos de hielo que flotaban en el Lago Argentino. Pero lo que realmente se ve a través de las retinas humanas, se percibe con los demás sentidos y queda grabado a fuego candente en lo más profundo del ser. Preparando el viaje se comparte información y algunas sugerencias pasan a ser imperativas con el cierto temor de que el crear expectativas lleva posibles desengaños, como en todo…Belinda abrió bien los ojos y el espíritu respiró tanto aire fresco que, a pesar de la contaminación y el exceso de tráfico en Buenos Aires, pareciera que sus células corporales se hubiesen oxigenado una a una…Calafate amaneció completamente nevado el primer día de la primavera austral, obligando a cerrar el aeropuerto y cancelando excursiones…Catalina preguntó por las calles y los cambios en estos años…estaban todas asfaltadas, ya la ropa tendida en cuerdas que colgaban de las ventanas de las casas no se llenaría del polvo levantado por el paso de un vehículo sobre la tierra seca, ni los zapatos se llenarían de barro al pisar la tierra mojada…Ya no es necesario llegar en avión a Rio Gallegos y coger una guagua durante 4 horas por una carretera de ripio, ni la espera de 5 horas en el aeropuerto a la vuelta por prevenir un pinchazo, la demora y la consecuente pérdida del vuelo…Pero todo compensa la vista y la impresión de Tierra del Fuego, inhóspita, indomable, atractiva y finita…después de ahí no hay nada…nada humano, vale, las estaciones en la Antártida, de acuerdo, pero a partir de ahí solo hay azul y blanco…moteados con el negro de la piel de los lobos marinos, los cormoranes o los pingüinos, custodiando el faro blanco y rojo…que en realidad no es el faro del fin del mundo…

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