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viernes, 16 de julio de 2010

Sudáfrica express.

Dos o tres días no han resultado suficientes para asentar la paliza física y emocional (que no de goles) de las 48 horas de fin del semana más intenso de los últimos tiempos. Y no estamos hablando de las fiestas en honor a San Benito Abad de la ciudad de los Adelantados, si bien ése iba a ser el plan.
Desde que la selección española de fútbol se proclamara campeona de Europa en Viena, rondaba en las mentes de los forofos noveleros el presenciar la final de la Copa del mundo en Sudáfrica, y el cómo iban los ahorrillos para dicho viaje salía en casi todas las reuniones de los amigos comunes. ¿Qué, nos iremos a Sudáfrica en 2010, no? Las noticias e informaciones sobre el país le quitaban a más de uno las ganas de enfrentarse a la inseguridad de la que hablan todos los que viajan allá abajo. Llega 2010 y las novelerías se reactivan. El tiempo vuela, pero hay que esperar a ver lo que pasa con España. Si alguno de los colegas no puede salir antes del trabajo, otros le van retransmitiendo el partido vía sms ¡viva la tecnología! Que si un gol, que si un penalty…Quienes habitualmente no ven fútbol sentáronse frente al televisor. Escucháronse gritar algún “papa frita”, “mentecato” “levántate y corre”, “hombre, por Dios”. Aaaaayyyyy, agarrándose la cabeza con las manos como el Iker a ese balón tan quisquilloso que se rebotaba por todo –que diría un canario-. Y como el resto de españoles, los canarios hicieron peña y pellas en el trabajo, con permiso claro, los que pudieron, porque otros se quedaron en tierra por esas reuniones tan importantes que solo deseamos que de verdad lo hayan sido, ya que resulta difícil de creer que conociendo un poco a este país, el lunes siguiente a la final de la Copa del Mundo, con España como posible campeona, alguien pudiera hablar de otra cosa que no fuera de la Roja, aunque jugase de azul, de España, de los nervios, del partido tan pesado que tuvimos que padecer, de los tacos holandeses, de las mafias de la venta de entradas, de los timos a la puerta del estadio y el cuerpo que se queda cuando un portero dice que la entrada es falsa…"pero si la compré con el paquete del avión, en una agencia"…Y ahí todavía el porterazo español no había besado a la bella novia, que es de lo que más se ha hablado después del partido. Fue el primer comentario recibido en Sudáfrica, después de Campeoneeeeessss, "Iker besó a Sara en directo” y esos móviles empezaron a conectarse a la red para ver la repetición de la jugada, pero no del gol, no, del beso, jajajaja, qué país, qué mundo, qué alegría, qué felicidad, y en esas los canarios vestían sus trajes de magos (típicos regionales) y le gritaron vivas al santo en Johanesburgo, además de pasearle virtualmente, porque la organización y los accesos al maravilloso estadio Soccer City fueron una pesadilla en Soweto. El recorrido final tratando de encontrar la entrada al estadio fue una romería de noche de un punto a otro de los alrededores por fuera de unas vallas vigiladas por soldados cuerpo a tierra, dedo en el gatillo de la ametralladora custodiando la zona de aterrizaje de los helicópteros que impedían que el grupo disgregado en distintos autobuses consiguiese oirse a través de los teléfonos y atinase a reunirse para el reparto de entradas, bajo una tenue luz de farolas escasas. ¡Y menos mal que funcionaban los móviles! Los últimos fueron rescatados por un local, a punto de derrumbarse y tirar la toalla ante la impotencia. Nunca hay que perder la esperanza. En fin, 3 horas de romería y otras dos de baile de magos…ay, san nicoláh me cache en dieh no puedo máh…hasta que Andrés repasó el motor y dejó de salirse el agua por el carburador…

Las lágrimas de desasosiego eran ahora de alegría, de presión contenida que da rienda suelta a las emociones…¡CAMPEONES, SEÑORES! Y ¡CAMPEONES DEL MUNDO! Y si no habían sido suficientes los cientos de fotografías que habían hecho a los magos canarios, sobre todo a las magas con sus faldas de colores a rayas que podían recordar a la bandera sudafricana, en el aeropuerto, inmediatamente después del partido, los derrotados holandeses instaban a los españoles a celebrar la victoria: pero griten, canten, que son campeones del mundo!!! Y algunos preguntaban todavía curiosos si el traje de las rayas era de Andalucía. Nooo, de las Islas Canarias. Oh, very nice! Thank you. ¡Viva España!



Baobab. Sudáfrica 2010. Carmen Cólogan

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